En zona romántica es muy probable que vallas a encontrar que la mayoría es gay, desde el recepcionista del hotel, el taxista, hasta el mesero. Es el gheto gay de México y diría que talvez uno de los más importantes del mundo.
En playa de los muertos todos son gays. No se si es el efecto del mar en las personas, pero todos están con la buena onda. La gente está de viaje, quiere conocer, relajarse, divertirse. Son turistas de todas partes, gente linda y súper amigable. De hecho gay etimológicamente significa alegre, feliz.
El primer día fue sorprendente, literalmente, una playa de hombres, con algunas excepciones. Cuerpos en la arena, parejas dándose el sol, dándose el mar, bailando, disfrutando el atardecer con una caguama fría o con un poco de macoña. En Vallarta todo es permitido siempre y cuando se respete. La amabilidad parece la norma, es como una forma de no romper con la armonía que se respira en todas partes.
Fui al malecón, centro, probé un trago en todos lo bares hasta terminar en el Mañanas. La fila era larga, dos chicos se cuestionaban si pagar los 75 pesos de entrada o no, al igual que yo. No querían pagar pero la curiosidad me invadía. Estando tan lejos me permití entrar. Una alberca, terraza, varios ambientes y las mismas personas que se ven en la playa bailando al calor de la noche. Mañanas es el trip, al princio me dio weva ya que es un poco de lo mismo música electrónica, ligue, cuerpos esbeltos, un poco de gringos de la tercera edad, chicas trans, hay de todo. Me pude dar cuenta un poco después de la media noche. La verdadera llegue demasiado temprano, tipo 10:30 y ahí la fiesta se prende de madrugada, es Puerto Vallarta. Encontré uno de los mejores performance drags y de baile-strip. Me atrevería a decir que lo que hacen es arte. Después entendí de que se trata, la gente se siente libre, la música provoca, talvez fueron las tachas que me hicieron entrar en mayor sintonía. Es el espíritu de estar en vacaciones algo que a veces no se siente de paseo por otras ciudades. Es el mar, el culto al cuerpo, la fiesta interminable, la actitud de sus visitantes. La gente encuentra satisfacción y lo devuelve con su buena vibra.
Me acerco a las chicas trans, ellas tenían toda la vibra. Bailamos, me invitan a tomar, eran de Zacatecas. Me regalan una tacha. Se hincha mi corazón de felicidad. Todo es estupendo, brinco, me siento como un niño ¡feliz!
Más tarde encuentro en el mismo lugar a los chicos que no podían entrar. De alguna forma se escabulleron. Les saludé, hablamos, eran del D.F. Rafa y Copernico, sentí la conexión, ya eran mis nuevos compañeros. Rafa es gay y Coper es heterosexual, son mejores amigos. A Copernico le ofrecen unas cervezas, más adelante se encuentra besando al chico que lo invitó. El otro, Rafael, se molesta, se irrita, explota…se va contra su amigo y le suelta una bofetada. Se dan madrazos, se insultan, yo trato de calmarlos me siento como en una película, podría ser del mismo director de “Y tu mamá también”. Salen del bar, el sol está por salir, recién los conocí y mejor me fui al hostal. Soñé con ellos.
Desperté, era medio día, voy a la playa. Los encuentro, ellos me esperaban también. Era como si nos hubiéramos llamado, me siento en calma. Se sentía un poco de tensión entre los dos, pero ya no estaban peleando.
Confesaron que andan sin dinero, sin comer, sin dormir. Faltaba más, yo soy un pirata. Decidí unirme al club de los desamparados. Vagar por las calles de la sofisticada Vallarta como me gusta más, como pobre, como vago, como perro, clandestino.
En la playa conocí a otro amigo de viaje, Julio Ceniceros, súper simpático y relajado. Compartimos unas caguamas, fumamos un poco también. Vimos caer el sol. El resto del viaje fue de compartir, comer cualquier cosa en la calle, robar licor de los OXXO. Entrar de incógnitos a las albercas de hoteles lujosos y escapar. Por la puerta de atrás de las discotecas.
Huíamos de un tico, un tico irritante que confesó a mi oido ser adicto al sexo. Desesperante, un chinche que acostumbrado al rechazo se prende a uno. De esos que no entienden un no. En la playa ya todos bien pedos se acerca el tico e intenta darnos explicaciones del universo. Mi mente solo podía interpretar la realidad de lo que decía. Quería reír, llorar de la risa pero por respeto no podía. Fue una angustia que retenía mi estómago, mis viseras. Sentía la risa salir por mi piel…Me contuve. Esa noche nos persiguió hasta que le dejamos de hablar, fue cruel pero no es no. Me dio pena su soledad, después me vi a mí, estoy solo no tengo que presumir, pero es diferente.
Ya solos los tres, tomamos día y noche hasta hincharnos. Talvez era el calor, la brisa o la buena compañía la que nos llevó a ese estupor, fue demasiado. Tomábamos más de lo que comíamos. Vivimos en anarquía. Tres días fueron suficientes para querer marcharnos de esa ciudad donde se puede todo. Parecíamos venir de una guerra, sucios, golpeados, deshidratados, sin bañarnos, sin dormir, sin comer lo suficiente. De eso quedó una amistad sólida, cómplice, súper fuerte. Una hermandad en el camino del mundo.