jueves, 21 de julio de 2011

OBEY



En el trolley de San Diego al igual que en el metro de LA no vi ni cobradores ni guardias de seguridad, me pareció una invitación a colarse sin pagar. No entendía como la gente estaba tan domesticada como para pagar el servicio. Luego supe que en el metro habían espías vestidos de “fellow americans".  Es la mirada vigilante de todos frente a todos, viajeros igual que uno, perverso. Ya no es necesario instalar la tecnología de los sistemas de vigilancia cuando se logra que el sujeto llegue a dudar lasta de la sombra que deja su cuerpo.


Son tecnologías del cuerpo, el dispositivo de la duda, el mundo visto desde un ojo de pez.
En Venice Beach, me encontré con la loquera urbana, ahí estaba lo que esperaba de LA, las tiendas de Medical Mariguana, los RV con hippies que han sobrevivido al tiempo,  hipsters que siguen la onda, la tradición, juventud atrevida y todos sus colores frente a la playa el mix, la urbe. Una tarde perfecta, llenaban de aire. Pero la visibilidad solo puede hacerse posible frente a la mirada vigilante. ¿Todos estos colores necesitan un permiso?

SI

Prohibición por prohibición. De noche regresamos al espacio prohibido y la obsesión por el orden y control / vigilar y castigar. Es prohibido estar en la playa, sentir arena en los poros, sentir poros por poros, besarse, contemplar está prohibido, el mar, las estrellas.

Como si fuera una zona de frontera la policía patrullaba la playa con sus motos 4*4 y sus jeeps.

¿Absurdo?

A estos locos, hippies, mariguanos, squatts, se les ocurre armar bong fires ilegales. Tocar tambores, compartir. El fuego otra vez se vuelve pagano, más divertido no puede ser.













Aquí parece que paradójicamente el modelo de desarrollo, la forma de construir nación aniquila cualquier pensamiento o acción verdaderamente libre en un país que se dice ser el precursor de las libertades individuales.  Pero esta gran torre de babel, en realidad se sostiene por el ojo que observa desde arriba; EEUU el policía del mundo. 

sábado, 16 de julio de 2011

Venice Beach and Kalua


Venice,  un corredor que corre con una energía funky, como una nube transparente, la Buena vibra podría ser, es la energía que tocaba a uno y otro, caminaba por todos lados, es un hipsterismo de Venice a Santa Mónica.


Ese aire seca los labios, será la sal del mar o la humendad que me hace sentir vivo.  Y esa luz de una tarde por morir hace que todo se vea como en sepia de otoño.

Voy caminando, así con ese ritmo de todos para toparme con un chico de patineta….sin camisa, de músculos apretados, latino, moreno, cruzamos miradas…, ojos grandes como de mariguano o explorador. Pelo enmarañado, como de no lavarse por 5 dias, bello. 

Ese era el encuentro que estaba esperando, para cruzar la frontera, en una ciudad fronteriza, los ángeles.
Arena, playa, el entradito en sus veintes, el sueño americano, mi sueño americano….

Lo dejo pasar y da una vuelta muy grande a la acera para regresar y volverme a ver de pies a cabeza e irse. Que hubiera pasado si hubiera dicho hi!


Se fue y no lo detuve. No probé sus labios, su culo pero esos dos segundos de vernos fueron una penetración.  Ahora solo queda su imagen borrosa y placentera. Pronto la perderé como se pierde el sabor en la boca. Mientras se borra su imagen me masturbo e imagino su sabor, su piel, su sudor, su semen y me sabe a licor de café con chocolate, a kalua.

Este semen amargo y transpirar solo para mí, es la soledad de una paja tierna que quería compartir con el patineto.