Venice, un corredor que corre con una energía funky, como una nube transparente, la Buena vibra podría ser, es la energía que tocaba a uno y otro, caminaba por todos lados, es un hipsterismo de Venice a Santa Mónica.
Ese aire seca los labios, será la sal del mar o la humendad que me hace sentir vivo. Y esa luz de una tarde por morir hace que todo se vea como en sepia de otoño.
Voy caminando, así con ese ritmo de todos para toparme con un chico de patineta….sin camisa, de músculos apretados, latino, moreno, cruzamos miradas…, ojos grandes como de mariguano o explorador. Pelo enmarañado, como de no lavarse por 5 dias, bello.
Ese era el encuentro que estaba esperando, para cruzar la frontera, en una ciudad fronteriza, los ángeles.
Arena, playa, el entradito en sus veintes, el sueño americano, mi sueño americano….
Lo dejo pasar y da una vuelta muy grande a la acera para regresar y volverme a ver de pies a cabeza e irse. Que hubiera pasado si hubiera dicho hi!
Se fue y no lo detuve. No probé sus labios, su culo pero esos dos segundos de vernos fueron una penetración. Ahora solo queda su imagen borrosa y placentera. Pronto la perderé como se pierde el sabor en la boca. Mientras se borra su imagen me masturbo e imagino su sabor, su piel, su sudor, su semen y me sabe a licor de café con chocolate, a kalua.
Este semen amargo y transpirar solo para mí, es la soledad de una paja tierna que quería compartir con el patineto.
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