martes, 7 de diciembre de 2010

Tijuano

Te espero cuando se quiebre la tierra,
tanto como esta sociedad,
tanto como las ideas cuando no encuentran su espacio,
como el desierto cuando pare el sol,
como el mar,
como el borde mismo.

El infinito,
es brincar en las pupilas de otro
y ver el principio y el fin en otro idioma
hacerse el otro idioma.

Tu encanto es el camaleón
tu cuerpo una frontera penetrable
CICLOPE
smile and hold the world
y grita para que el mundo diga hola!

Say Hello - Deep Dish

lunes, 6 de diciembre de 2010

TASHUMANCIA

Reflexiones del viaje Coatepeque-Juchitán-Veracruz-Guatemala
  • Las fronteras son espacios de encuentro y de choque, de confrontación y reconocimiento. Son espacios de sobrevivencia, de riesgo, de sorpresas. La frontera es analogía a la vida. La frontera soy yo frente al otro.
  • Este camino, de muros por romper, implica reconocerme desde la mirada. Lo que veo, lo que reconozco, ese soy yo. El mapa lo construyó por la propia fe en el viaje.
  • El destino es la palabra. Todo te puede hablar, la calle, el sol, la hoja de papel que un extraño dejó olvidada para que tú la vieras y dice “es ese espacio que la hace real.
  • Nuestro cuerpo es el primer territorio, es un universo por recorrer, es el único instrumento con el que tocamos la vida y la de otros, aquí debe empezar cualquier búsqueda y cualquier encuentro.
  • La distancia son las horas entre un espacio y el otro, entre la partida y el arribo. El punto intermedio, me abruman, tiene un efecto extraño, es un flotar que te invade. Me angustia pensar que me estoy moviendo. Se siente como los segundos antes de darte un guacalazo de agua fría, de caer, es como quitarse la ropa o sentir mariposas. No sé si es angustia, tal vez estoy enamorado de los viajes más que de cualquier otra cosa. Pero es así, veo la vida en un flash. Lleno de puntos de quiebre, de posibilidades, pero sobre todo de adioses. El desapego se vuelve necesario y el aquí-ahora la vida misma.
  • La carretera es una película animada que viaja a la velocidad de mi mente. La recorro como un pensamiento mientras dejo el atrás como un recuerdo y voy más adelante que yo.La constante es el cambio.
  • Hay razón en la muerte, lo inerte también esconde verdades. Todo se trans-forma. Lo importante es sentir la experiencia.


    TIJUANO BAMAKO


    domingo, 5 de diciembre de 2010

    Rompiendo Fronteras

    20 de noviembre, Ciudad de Guatemala: Me voy agotado, por la mala racha, por una ciudad en movimiento que me juega al gato y al ratón, que me deja ser y me censura. Que me muestra sus deseos pero no su goce. Que me deja vacío y aburrido.


















    Estoy perdido, tal vez por eso viajo. Voy en busca de mi propia muerte, quiero matar neuronas, encontrar verdades que destruyan mis antiguas ideas y me deje nacer otra vez.

    Tomo el transmetro y después el autobús  hacia la Bocacosta en la central de autobuses CEMA. Dejo la ciudad, cambio a otra exuberancia, el gris por verde, todo cambia, yo también. Estoy en Colomba, su verde me trae a la vida. Quiero salir de la ventana que me aleja de su intensidad para nadar en ella. Los rayos del sol por la ventana hacen burbujas de luz multicolor. Entonces, mis ojos son burbujas de luz multicolor.


    Llego a la frontera Talismán, la más peligrosa. Estoy viajando con un amigo poeta. Mi amigo no tiene papeles por lo que intentamos cruzar como migrantes, como misioneros, como ratas. Los coyotes nos invadieron como aves carroñeras que te quieren comer. Nos insinuaron llevarnos a una casa y miles de posibilidades para cruzar, desde un río hasta el mar, desde caminar por kilómetros o esperar a que llegara la noche, con la razón de sacarnos el dinero que no llevábamos. Cuando se dieron por enterados que no llevamos dinero nos dejaron ir. Pensamos en regresar y subir por otra frontera; La Mesilla. Es extraño ver el camino, la señal “Bienvenido a México” y sentir la distancia.
















    Recordé que en Coatepeque, cerca de la frontera un amigo  estaba celebrando el aniversario de sus papas. Decidimos llegar. Entramos a una fiesta con arraigo indígena sin ser invitados. Bailamos marimba en un ritual que no distinguía género, bailaban hombres con hombres, hombres con mujeres, mujeres con mujeres. 

    Estábamos hipnotizados por la elegancia y sensualidad de esas pieles morenas, sus tradiciones, el calor del lugar y su gente. Estuvimos compartiendo pláticas y contemplando a dos chicos guapísimos con su imagen elaborada y cuidada. Logramos saciar nuestros cuerpos comiendo y tomando aguardiente hasta que cayó el sol. Nos hospedamos en el hotel Las Vegas, el más barato del lugar, ubicado en una esquina donde están la mayoría de los borrachos, las cantinas, los prostíbulos. Estábamos en un espacio fronterizo, sintiéndonos fronterizos, extraños en un lugar extraño, nos sentimos a gusto, como en casa.


    Llegamos a la cantina más prendida y bizarra. Una cantina con gente honesta, bella y moribunda. De pronto en la rockola empieza a sonar Lady Gaga, bailamos como poseídos. Los bolos del pueblo trataban de repetir nuestros pasos. Era más extraño que el video de Thriller de Michael Jackson. Y así los señores después nos hablaron de sus experiencias como migrantes. De sus aventuras en Los Ángeles, de todas las veces que han cruzado, de los intentos fallidos, y de las ganas de seguir. Entendí que el deseo de cruzar va mucho más allá de una necesidad, también se cruza por la aventura, por morbo, por el sueño, como los piratas.

    Afuera, todo el pueblo se reunía a celebraba la inauguración del árbol navideño. Pudimos apreciar un show de fuegos artificiales que anunciaba la llegada de la temporada navideña. Pedimos deseos. Nos abrazamos. A nosotros que nos encantan las multitudes, el desmadre y la jotería nos fue fácil integrarnos entre picardías miradas y coqueteos para conocer chicos. Coatepeque es sureal, tiene lujuria, su reputación es decadente, aunque las personas fluyen no deja de ser un puro pueblo, sucio además pero si te dejas, puedes encontrar el gozo del placer. Este lugar tiene fama de chicos flexibles, accesibles, abiertos a cualquier posibilidad.
    A la par de una venta de granizadas un chico se aproxima a mi amigo y lo saca a bailar. Bailamos frente a un grupo de Barranquilla, Colombia. El chico que conocimos estaba loco, cada vez más violento toma a mi amigo con fuerza. Luego empieza a sacar su dinero y a mostrarlo mientras bailaba. Mi amigo me da el aviso y yo pensé que me había robado entonces me le tiro encima y lo empiezo a ahorcar. Luego me doy cuenta de que era un malentendido. El chico nos agarro a patadas y nosotros huimos entre la multitud.

    Seguimos bailando y encontramos a una chica trans de Pajapita, la única chica trans en el lugar. Tan bonita y discreta al punto de que empecé a dudar de que era trans. Sin embargo, mi amigo gritaba al unísono que vivan las trans. La chica no se ofendió para nada. Se acercó a nosotros, bailamos, conocimos a sus amigos, tomamos, después se fue.

    Ya quedábamos pocas personas, las que tenemos aguante. Con cautela me acerco a un chico con el que empiezo a entablar conversación. Luego le ofrecí que me acompañara al cuarto de hotel para sacar dinero y seguir tomando. En el camino conversamos de nuestras vidas, el chico se sintió muy cómodo y logró desahogarse en mí. Me contó que está en la escuela militar y que tiene muchos problemas con su papá entre otras cosas. Al momento de subir le pregunto si me quiere acompañar arriba, el me dice que se casa al día siguiente. Yo le digo que no se sienta presionado, que será su despedida de soltero y le prometo que se la va a pasar bien. Sin embargo, al mismo tiempo en la calle encuentra un amigo, lo saluda, le sigue platicando para discretamente alejarse. Yo como no sabía su nombre no lo pude llamar. Solo vi como se perdía de mí y de la posibilidad de experimentar encontrarse con un nuevo portal. 

    Subí, dormí y al día siguiente todo pareció como un sueño. Escribí en mi bitácora. “Somos fuego, el destino es nuestra guía y la buena vibra el motor.” Estaba feliz, por estar consciente. Consciente de estar vivo y no pensar en lo demás, o pensar en lo que espera. Soy joven hoy y eso me hace explotar. 

    Tomamos el primer bus a Quetzaltenango, después a La Mesilla. Llegamos a la frontera justo al atardecer. Dejamos un país y entramos al otro. Yo pasé sellando mi pasaporte. Mi amigo el poeta, solo subió al bus. En el camino pasamos cuatro retenes con mucha suerte. Fue saliendo de Tuxla Gutierrez a eso de las 11 de la noche que el reten para el autobús y el oficial se dirige hacia nosotros. Esa fue la despedida con mi amigo. El pánico de no saber nada de él por una semana mientras estuvo capturado por la migra me quitaba el sueño, mientras en las noticias y en la sociedad corre la idea de las narcofosas para migrantes y los posibles vínculos con la oficialidad.


    Llegue a Juchitán a eso de las 3am. Esperé el amanecer en la terminal OCC. En la mañana busque la casa de un amigo muxhe, Chepe. No nos conocimos en persona hasta ese día. Éramos nuevos en persona, poco tiempo conocido de blog y facebook. Prueba de que si funcionan las redes sociales cuando se maneja destino.

    Caminé al azar en la calle pregunté por la dirección y mientras me dirigía a su casa el apareció. No sé si fue coincidencia o sincronía pero nos encontramos. Conocí a su familia, una familia hermosa con la cual estaré siempre agradecido.

    Pude, a través de Chepe, acercarme a Juchitán de una forma íntima por que el y su familia se abrieron a mi y viceversa. Pude conocer a sus amigos y su forma de ver a Juchitán y las relaciones entre sus personas. El, su familia y sus amigos maravillosos hicieron de ese viaje algo súper especial, como destinado.


    Mi motivo era la famosa y controversial Vela de Las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro, buscaba llevar información para mi trabajo de tesis pero sobre todo divertirme. El objetivo: encontrar como en los y las muxhes el cuerpo y el deseo transgreden los mecanismos de poder heterosexuales.


    Llegue a entrevistarlo, a su novio y sus amigos, a conocernos, a embriagarnos y sobre todo, después de muchas conversaciones, conexiones y perspectivas, llegamos a encontrarnos.

    Además, por el motivo de la semana de la vela pude conocer a chicas intersex, trans, muxhes, trans kuna Wigunduguid[i], mayates y miles de cuerpos diversos en su propia construcción y en busca de su disfrute, en busca de sí. Demasiado exquisito.


    Una semana alegre, intensa, de tanto alcohol y calor estaba por prender fuego. Encontré las mismas ganas de vivir en todas esas personas. Viajamos para sentirnos vivos, sino en el espacio con la mirada, pero viajamos.


    De pronto un día antes de la vela a cuatro amigos (dos gays/dos lesbianas), se nos ocurre ir de ride a La Ventosa, para tomarnos fotos en los aerogeneradores. Después de un de esperar me digo, este camión rojo va a parar y además el chico es guapo. De hecho así fue, el camión paró y el conductor era un chipo guapísimo. De pronto se nos ocurre preguntar, ¿a dónde vas?, y el chofer responde a Veracruz. Todos nos vimos a los ojos y decidimos llegar hasta el final. La idea de poder encontrarnos ante cualquier situación nos entusiasmaba. Viajar a dedos se convirtió en la experiencia. Pensamos hoy estamos aquí, hay que loquear lo mas que se pueda. Así somos, así nos gusta. Así nos dimos cuenta.


    A mitad del camino recordamos que no llevábamos nuestra identificación y pasaríamos por retenes militares. Pero eso no fue nada comparada con la malavibra del chico chofer que llevaba días sin dormir. Estaba tenso, enojado, olvidé pedir al destino que el chico fuera además de guapo alguien seguro. Manejaba muy de prisa, encabronado. Su mirada  hacia las mujeres nos estaba poniendo nerviosos a todos. Fueron 12 horas de miedo, de terror. En la autopista sin luz, sin casas, sin personas. Aprendimos que pasa cuando los conductores de camión le entran muy duro a las anfetaminas. 



    Salimos vivos, llegamos a las 11pm al puerto de Veracruz. Nuestros cuerpos querían comer, descansar pero era nuestra única noche en la ciudad, era viernes, así que decidimos pasar la noche en el antro gay. Ahí bailamos toda la noche. Ahí, conocimos a un chico que ofreció su casa para after party. Todos nos apuntamos pensando en que podríamos descansar. 



    Cabaretito-Veracruz


    Amanecimos, cansados, deshidratados y atrasados para regresar a tiempo a la Vela Muxhe. Nos quedaba muy poco dinero, no lo suficiente como para regresar en autobús. Tuvimos que tomar de nuevo la carretera. El regreso costó más.


    Viajamos en la palangana de un pick-up de pescadores. Luego con ganaderos. Al final tomamos un par autobuses y llegamos a Sayula, mitad del camino. Tomo bastante tiempo tomar un camión para La Ventosa. Llegamos a las 12pm a una gasolinera en La Ventosa. Tuvimos que negociar por dos horas con los gasolineros para que nos llevaran a Juchitan. Llegamos, ¡llegamos a la Vela! Tal vez demasiada tarde, pero la Vela no termina hasta el amanecer. Pudimos disfrutar de esa locura de colores, de cuerpos y de vida.


    Estábamos cansados pero sentíamos la necesidad de ponernos al día, así que tomamos mucha cerveza, bailamos con muchas muxhes, disfrutamos. En la fiesta me encontré de nuevo con el norte al conocer a otra intrépida, una chica de Tijuana y un amigo regio que después conocería mejor.


    Al día siguiente debía partir a Guatemala para empezar a trabajar lunes. Sin embargo, el espíritu de fiesta, la gente, la amabilidad me atrapó. No quería irme. Me quedé.

    La familia de Chepe me invita a desayunar mariscos en una palapa en playa Vicente. Una playa pintoresca, tranquila, mágica. Platicamos de la vida, brindamos, comimos delicioso en una compañía riquísima.


    Playa Vicente



    Pero por si fuera poco, me quedé para la fiesta después de la fiesta, la Lavada de Ollas.Terminé exhausto. Me llevé todo un saco de recuerdos. Me llevé otras formas de entender la vida y de vivirla.


    Amaneció, me marché le di un abrazo a Chepe que significaba gracias hermano, el momento tocó su punto, puntos suspensivos porque quiero regresar. No vi para atrás.

    El regreso fue otro trip. A la mitad del camino un bloqueo de carretera porque un camión de CEMEX atropelló a un profesor de la comunidad y la comunidad exige resarcimiento. Tuve que caminar dos kilómetros y llevar dos maletas al hombro. Logre tomar otro bus para Arriaga, otro pueblo de México en medio de la nada, y de ahí a Tapachula, una ciudad más bonita de lo que esperaba para ser frontera sur. Llegue a las 7pm, y como el bus a ciudad de Guatemala parte a las 12pm, pude cenar las deliciosas tortas del sur y llamar a casa.


    En el bus a Guatemala tuve como compañero de asiento a un anciano, un mexicano que lleva la mitad de su vida viviendo en Guatemala. No conversamos mucho, pero nos gustamos. Al final del viaje el señor me tomó el brazo muy fuerte como queriendo decirme la vida se va. Como si se hubiera reflejado en mí. Como queriéndose aferrar al viaje. Lo entendí y quise llorar. La ciudad se abrió con el amanecer.

    Llegue y los carros poco a poco coparon las calles como aves. Para cuando estábamos en el centro eran las 6:30 am. Mi mamá, la más esperanzada, esperaba en la estación con lágrimas de hola-adiós-te extraño. Me pide que le relate mi viaje, solo le conté la mitad en lo que me maneja al trabajo. Todo fluye, hasta yo.
    Soy el primero en la oficina, me puedo lavar los dientes, la cara. Respirar un poco y agarrar aviada hasta que sea el momento de partir otra vez.























    [i] Término en lenguaje Kuna utilizado para referirse a los varones homosexuales. Es el nombre de un Dios Kuna, el cual tenía como característica central tener doble alma. Es una forma en la que al interior de la cultura kuna se explica la atracción de un varón hacia otro varón.

    lunes, 25 de octubre de 2010

    Destino


    Me voy como un fantasma, sin sombra, traslucido de tanta luz que ya no puedo ver. Veo solamente un horizonte de nubes sin vapor, inmateriales, metafísicas. Yo le llamo destino...

    miércoles, 4 de agosto de 2010

    Guatemala city


    Guatemata city makes me rough...

    Estoy sobreviviendo...

    Miedo

    Me siento raro...
    Cruzando la frontera empece a sentir miedo, escalofrios,
    como si me persiguiera alguien.
    Me puse a pensar y me senti controlado de nuevo.
    El policía soy yo y mis circunstancias.
    Espero estar bien.
    Espero no ser un átomo más.

    lunes, 2 de agosto de 2010

    un sueño mio...

    "Alguna vez soñé, empujado por la fuerza del deseo, viajando por la ley de la atracción, esperando alcanzar algo, llenar los espacios que separan las ciudades, los corazones."

    El viajar me llama. Cada día me siento más raro. Es como estar en un punto de inflexión o cerca de él. Es un tiempo perdido. Entre un cambio y el otro. Talvez es el más importante.

    Aquí en mi ciudad, ha llovido mucho, cenizas, agua, todo cae en pedazos, es un desastre, pero yo se que esto es limpieza pura, renovación. Es que he tenido un sueño, un sueño muy real con el deseo. Hace unos días soñé el deseo...Me vi y estaba vivo. Esta nota es la solo la idea de querer concretarlo. Es una afirmación. Es la idea de unir historias. Este blog es un hilo entre cuentos y verdades. Entre fronteras, cuerpos e ideas.

    Imagino el norte, un mito, un algo morboso, un algo que también tiene sur. Veo fronteras, ciudades, carreteras, ideas, mapas, playas, cenotes azules, colores, luces, noches, días, caminos, música, ruinas, comida, poesía, destino, atardeceres, estrellas y todos los buenos ratos con los amigos. Me veo...

    Me veo contemplando el mar en Bocas del Cielo, con la banda punketa, en San Cristóbal (la vibra positiva) protestando contra las corridas de toros, viviendo en un caracol zapatista aprendiendo a sembrar. Viajar por la noche de las ciudades de la frontera sur: Comitán, Tuxla, Villa Hermosa, Mérida, y Cancún. Ruinas en el Soconusco, Palenque y Quintana Roo. Las playas y manglares de Tabasco y Campeche.

    Conocer a las Muxes de Juchitán y vivir desnudo en Zipolite y luego conocer Acapulco Cuerpo y Alma (jaja lo digo por la novela) . Volver al D.F y moverme en sus bajos mundos. Conocer "la Morelia real" con Ceniceros. Y llegar a Guadalajara y pecar. Bajar a Michoacán y vivir en playa con algun pescador. Y llegar a Mazatlan, Sinaloa !! y cruzar el Golfo de California nadando y llegar a La Paz y los Cabos.

    Llegar a la Baja California y viajar en bicicleta de La Paz hasta Tijuana. Y poder contemplar el atardecer en Playas de Tijuana tomando Ballena Pacifico. Y por supuesto llegar a LA y conocer con Gabriel toda la escena artsy, hip, trendy indie y queer.

    Viajar con Tijuano por todas las ciudades fronterizas del norte (San Diego, Mexicali, Vegas,Phoenix, Nogales, Juarez, Laredo, Albuquerque, Oklahoma, Forthworth, Dallas, Austin, Chorpus Christi, Matamoros, Reynosa). Y llegar a Monterrey y acampar en el cañon de la huasteca. Después bajar a Tampico y Veracruz...

    En alguna parte del camino he perdido la cabeza.

    Que destino nos permita encontrar, descubrir, ser: ligeros !!!

    ALEJANDRO DE SAL

    “Yo, en Vallarta, tres días sin dormir, sin lavarme los dientes o bañarme, en playa de los muertos. La playa gay, la de los chicos Kent: brillantes, musculosos, depilados, bronceados, casi de plástico. Yo, insolado y quemado por el sol, lleno de arena y sin un varo."

    Desesperado decidí vender todas mis pertenencias: mi libro de Carlos Castañeda, mi Lonely Planet , toda mi ropa menos la que lleve puesta, mi reloj, las piedras que recogí en el camino, una gorra, gafas de sol, etc. Ya entrada la tarde tomo lo poco que me queda, mi mochila ahora es más holgada y me dirijo a la estación de bus. Los chilangos me acompañan. Llevo mi carné falsificado de la UNAM para pasarme por estudiante mexicano y obtener la tarifa estudiantil (casi la mitad). El bus más económico, toma la ruta mas larga, haciendo paradas en cada pueblo, sale a la media noche y llega a Guadalajara al día siguiente. Por tanto, tengo toda la mañana y la tarde para hacer un poco de dinero. Por la tarde logro vender mis pertenencias. Lo más cerca de la totalidad es estar sin nada. Me siento, desnudo, libre. Solo yo me pertenezco y el mundo. Pude dormir, en un bus, en un techo, fui un bebe otra vez.

    Amanece y llego a !Guadalajara, Guadalajara! De las pocas monedas que me sobran busco un café Internet en el centro. Escribo en mi muro de Facebook: “Broke but happy” para todos mis amigos. Envío un correo a mi madre, preguntándole por mis dos perros a quienes no he visto en dos meses. Mando saludos. Aprovecho la otra media hora para googlear como aprender a interpretar el futuro en una taza de café.


    Así es como entro a un Sanborns, veo a un chico joven de oficina, como de 22 años, contemplando su taza de café. Mi víctima. Me acerco y le digo que yo leo su taza. No tenia idea de lo que estaba haciendo. Lo que no sabía es que mi predicción estaba por cumplirse. El me dice que quiere saber que va a pasar en las próximas horas. Volteo la taza colocándola boca abajo sobre un plato, espero cinco minutos y mientras tanto fijo mis ojos en los suyos. Curiosamente se formo una imagen fálica que indicaba pasión, lujuria y arrebato. El chico pago la cuenta, me tomo de la mano y me subió su pequeño carro escarabajo color plateado. Manejó apenas dos o tres cuadras ya que tan pronto encontramos el primer hotel de mala muerte nos bajamos con premura y entusiasmo, ambos admirados de nuestra propia valentía y espontaneidad.


    El hotel por nombre “La Cachonda”, era interesante. Con las paredes color peach o en castellano pitch, un afiche de calendario en el centro de la habitación que evocaba un paraíso caribeño, un catre y su sabanita color crema, ventilador, tv/cable y una ducha muy pequeña con agua caliente. Me gustaba el contraste entre el cuarto de mala muerte, el chico oficinista de zapatos bien lustrados, con calcetas en combinación con su corbata y más tarde me daría cuenta que también con su ropa interior.


    Al final de cuentas no necesitábamos más que cuatro paredes ya que lo hicimos en el suelo. Su cuerpo extraño y nuevo contra el mío y el suelo frío y las ropas tiradas que hacían de nuestra escena un kaleidoscopio humano. Su tez blanca en contraste con mi piel trigueña. Si, me lo hizo con lentes y tampoco se quito los calcetines. Era un típico oficinista. Yo que no estoy acostumbrado a recibir un monster cocks lloraba, lloraba del placer, lloraba del dolor. Necesitaba gritar su nombre, pero no lo sabia. No quería preguntarle y arruinar el momento así que de la nada como por instinto salio de mi boca el nombre Alejandro. Lo repetía y repetía, no quería parar. Talvez era mi acento agudo por el dolor, pero creo que le excitaba que le llamara por ese nombre, Alejandro…


    Se nos fue la tarde, teníamos sed, hambre, sueño por lo que decidimos salir a comer. El chico manejo hacia la avenida Chapultepec. Cuando por el entramos a Ambia, un veggie lounge bistro bar, me entere que ambos somos vegetarianos comprometidos por el amor a los animales. El era de pocas palabras. Pero después de semejante revolcada había ya en ambos cierta seguridad y confianza. Por esa noche fui su consentido, ordene todos los platillos que mi presupuesto jamás hubiera podido alcanzar. Toda la comida orgánica hecha con productos de cooperativas campesinas. Fue mucha comida, fue mucho placer, pero queríamos más. Otra vez corría en nosotros una electricidad. Me quería mover, bailar.


    Él me llevó a La Diska. Un lugar ecléctico, parafernalico y divertido en el centro histórico, con tres ambientes y un cuarto oscuro.Conocí a sus amigos, diseñadores, emos, lesbianas, productores, abogados. No me lo esperaba, pero todo fluyo muy bien. Bailamos, nos emborrachamos, nos dimos tachas y poppers. De pronto este oficinista se convierte en ángel. Hermoso, despeinado, sus lentes opacos por la bruma de su propio sudor, su corbata deshecha y su playera con un par de botones desabrochados haciendo ver ligeramente los pelos de su pecho. Pero lo divino era su sonrisa extasiada, feliz.


    Para ese entonces, él ya sabia que yo era nómade, espontáneo y libre. También le conté algunas de mis aventuras en este viaje clandestino hacia ninguna parte. El estaba intrigado.

    Uno de sus amigos, Meme, es un famoso diseñador post-pop avant-garde, que viste a las estrellas de MTVLA y TELEVISA. Como a las 3am, ya cerrando la discoteka, nos invitaron a un after en su depa, obvio. Ahí conocí a Ezequiel, un chico punk que de inmediato en mi vio la libertad. Me dijo viéndome a los ojos: cuidado. Me intrigue, quise platicarle. Ya en tachas, poppers, alcohol y cocaína, muy fácilmente me sale lo charlatán. Fue fácil entonces hablar con el de política, de cine, de viajes, de anarquía y de placer. Fue fácil entonces también escaparnos de la muchedumbre, encontrar un cuarto, desvestirnos y cogernos. Deseábamos satisfacernos, llenándonos de nuestras insatisfacciones. Nos mordimos, fue violento, me pego, no pude no callar. Copulamos como dos gatos, gemimos, protestamos. No habrá verdadera revolución sin una auténtica revolución sexual me decía mientras su sudor caía en mi pecho. Sexo político le hubiera llamado a tal acontecimiento.


    Justo antes de que pudiéramos acabar, Anny, una de sus amigas abre la puerta. Nos cachan en infraganti. Afuera el ambiente tenso, el chico punk resultaba ser muy MUY amigo de Alejandro, el oficinista. Yo gitano-punk y migrante clandestino no tenía nada que ver ahí. Como Ezequiel no quería verse traicionando su lealtad hacia Alejandro y parecía como si estuviese enamorado de él también. Ezequiel, el mismo chico rebelde, punk y anarquista dice entonces que esta muy borracho y en el mismo segundo rompe el llanto y alega que yo lo quise violar. Entonces su amiga Anny, lesbiana, de baja estatura, emo y simpática, grita. Todos nos ven y se dan por entrados. Todos.


    Alejandro llora desconsolado junto a Ezequiel, su amigo. Alguien llama a la policía, el sol esta por salir, sus amigos me arrojan cuadros, macetas, vasos. Siento mucha pena por el dueño del loft. A lo lejos veo una ventana. Escucho que ya vienen las sirenas. Sin papeles y clandestino. No quería ser deportado, no quería ser violado en un preventivo por dos carniceros y al mismo tiempo. Lo bueno es que de goma y borracho uno es mas aguado. Así fue como salte por la ventana desde un segundo piso y me fui corriendo de esa ciudad, sin ver atrás, como Lot, el elegido de Dios, huyendo de la castigada Sodoma y Gomorra.

    Cuatro fantásticos activando sus poderes en Vallarta

    Para unos viejos amigos que acabo de conocer

    Julio César Ceniceros

    Nunca creí que podría sentirme tan seguro, conociendo México, mi país, de la mano de un extranjero. Sentados dentro de la lúgubre, mal decorada y mal pintada cantina “de mala muerte”, el guatemalteco, del que nos costó tanto trabajo ‘grabarnos’ el nombre, me miró atento.
    Hubo cierta molestia mientras defendíamos a nuestro viejo y recién conocido amigo Copérnico de las manos vivaces y un tanto abusivas de quienes ya no sabíamos si eran niñas, o niños disfrazados de niñas.

    Para Estuardo, al que en un principio llamábamos simplemente ‘el guatemalteco’, no pasó desapercibida mi actitud; mezcla de miedo, nerviosismo e incomodidad.
    Tratando de calmar la tensión me dijo: “Este es el México que yo quería conocer, el real, el de la gente común”.

    Su “percepción”, lejos de tranquilizarme me ofendió un poco. “Pues yo más bien creería que esto es minoría… esto no es México… yo tengo toda mi vida en este país y nunca había estado en un lugar así”, le respondí con evidente desdén.Pero parecía que nada, aún mi actitud cortante, era capaz de borrarle la sonrisa del rostro. Mis argumentos se terminaron cuando me di cuenta que conocía más lugares de mi propio país que yo que nunca he ido a Tijuana, por ejemplo, ¡mucho menos de mochilazo!

    Me platicó de los sitios que había visitado días atrás, de los lugares conocidos y del ambiente, como el que estábamos viviendo, que impera en nuestra vida nocturna mexicana y que yo, 31 años después estaba conociendo.

    Supe entonces también de su reducido presupuesto diario para comida, hospedaje y diversión… vaya manera de hacer rendir el dinero… ¡mira que este huerco en serio se había divertido!
    Yo pagaba casi mil pesos por mi primera habitación de hotel y él, con tan solo 200 pesos se quedaba en un hostal que me llevó a conocer y que, sin exageraciones, era mucho más cómodo y limpio que mi hotelucho.

    A él le debo que mis 3 días de vacaciones se convirtieran en más de una semana dándome la gran vida. De los cuatro amigos que, casualmente habíamos coincidido en la misma tarde, en la misma playa, yo era el único que se había aprendido su nombre. Mi técnica de memorización consistió en relacionarlo con el ratoncito de la película “Stuart”. “Es como Eduardo, pero con ‘Stuart’”, me plantee.

    Su siguiente destino era conocer Guadalajara y luego del D.F. Quise entonces que conociera mi ciudad, Morelia… sabía que nadie más apreciaría la belleza del lugar donde vivo que tanto me enorgullece. Pero no era posible, su itinerario estaba perfectamente marcado y no había manera de modificarlo.

    Se convirtió en riguroso gastarnos las tardes y las noches en la playa juntos: Estuardo, Copérnico, Rafa y yo, hablando de 957 mil millones de cosas, desde los temas más superfluos, como la trágica historia del clan Trevi-Andrade, hasta cuestiones filosóficas con enfoques personales que cada uno tenía de la vida.

    Un par de días fueron suficientes para conocerlos más de lo debido. ¿Quién diría que es más fácil abrirte y ser tú mismo ante desconocidos que ante tu propia gente?

    Amores frustrados como los de Rafa; la tenacidad, optimismo e indiscutible buena voluntad y corazonzote de Estuardo; el relax y despreocupación envidiable de Copérnico y bueno… la compañía indeseable de cierto costarricense que también pretendió unirse al club, pero que no tuvo cabida (hahahahaha, aunque nos entretuvo un rato con sus relatos de películas Gore).

    Todos, tirados en la arena, disfrutando del sol, viendo el atardecer, deleitándonos con las estrellas de la noche y embelezándonos con el amanecer. Filosofando, fantaseando, riendo como locos y compartiendo en torno a un mismo tabaco y una misma caguama (ah, y turnándonos un mismo iPod)… ¿hay algo mejor en esta vida?

    ¿Por qué congeniamos?, no lo se. Fue de esas sorpresas agradables e inesperadas que te da la vida. Raro, sobre todo tratándose de personalidades tan diferentes: yo exhibicionista, sin pudor de mostrar mi malogrado bronceado; Estuardo con camisa siempre, siempre, siempre… le daba vergüenza que le “vieran su cuerpo tan flaco”, según sus propias palabras; Copérnico siempre con el pelo lleno de arena y Rafa con heridas sangrantes por todo el cuerpo, producto de una riña que no nos tocó ver.

    No hubo mucha comida, pero la suficiente voluntad para que Estuardo cocinara y compartiera una pasta y, al otro día, sándwiches de jamón (de aguacate para Estuardo… súper austeros) con Coca Cola ‘al tiempo’.

    Tampoco había tanta lana para tanto alcohol (cabrones borrachos), así que Copérnico era el experto en salir de los OXXO con botellas de ‘Bones’ escondidas bajo la ropa sin que nadie se diera cuenta… ¡ni nosotros mismos!

    La primera vez que me pasó, recuerdo que regresamos a la playa y yo, con tono de “les traigo una primicia”, pretendí contarles que Coper se había robado una botella del OXXO. Pero apenas iniciaba yo, con ojos abiertotes y sonrisa de travesura con: “¿Qué creen que hizo Copérnico…?, cuando Estuardo me interrumpió “Ya… es la quinta que se roba”, me dijo arruinando mi divertida noticia sorpresa.

    Quién sabe si nos volveremos a ver, pero sabemos que nos tenemos (al menos en el ‘feis’).

    Ahora, hay un testimonio, además de los incontables recuerdos: este texto, que sirve para revivir la memoria y también como tributo a esos viejos amigos que acabo de conocer, con el mar como perfecto escenario.

    ¡Salud por eso!

    San Francisco

    L.A

    Can anyone understand this city. Is it possible. I've often felt like LA is a city that can never be owned. I may linger in its heart, its chest, its limbs, appendages, hands, fingers, fingertips, fingernails. But I can never know this being. Know, both in the depths of the word (to understand wholly all aspects, all pieces and to understand all), and in the casualness (to be acquainted with, to have a relationship, to be aware of but not fully. know). This thousand foot, thousand headed micro-Purusha (that's a stretch!). Broken, dismembered, fractured. But oh, how we strive to know it. deeply. When we can only ever know it. casually. And it will always own us. its blood. Providing only the whispers of our passing existences.

    I listen outside my window. An infrequent passing car. Screeches of racers. Barking. Leaves, confused by this new wind. I cannot hear the city's heartbeart. I can only hear my own. Or imagine my own. A beat within a beat. Blood in blood.

    Scott Oshima

    Ensenada


    24 hours Tijuana

    No he bajado de mi nube desde que llegué a
    Tijuana...

    Todo empieza por un eco, Tijuanaaaaaaa me quita el sueño, me llama. Quiero conocer esa mentira, quitarme las ganas se convierte en obseción. Voy a comprar un boleto.

    Tome un avión de Oaxaca a Tijuana. Así fue como conocí mi ciuda, la que me supo hablar, la que me llamó. La ciudad imposible, la de las posibilidades infinitas. La ciudad de mis colores. Tiene todo lo bueno y todo lo malo. Fácil te pierde, fácil te engaña, fácil te enamora. Fácil, como una chica Almodovar.

    Es que, Tijuana no se mide, no tiene parámetros más que los tuyos. Aquí se es o se puedes ser. Porque portarse mal está bien, demasiado bien. Tijuana es placer, es ese ser excéntrico, libre, promiscuo, puto y bien puto.

    Tijuana es tan elástica como el deseo. Y como esa es su esencia, su economía y su naturaleza pasa de todo. Se extiende hasta donde tú quieras y te satisface. Se vive de acuerdo a ti y eso la hace diferente, única. . Esa ciudad trasciende los nuncas. Te puede llevar lejos, hasta donde puedas y quieras. Puede ser divertido o siniestro. Perseguir un sueño puede ser engañoso, morboso, emocionante. Depende de tu estrella y lo que tú deseas.

    Es lo mismo con el mundo que en general no es un lugar seguro y Tijuana te pone todo mucho más a la mano. Hay un famoso dicho que dice de buenas intenciones está hecho el camino al infierno, ya lo creo. Un sueño convertido en pesadilla es cotidiano en Tijuana, algo que no me tocó vivir pero que se percibe. Tijuana es una ciudad de mucho tránsito y la experiencia con la ciudad depende mucho de quién eres, qué buscas, qué quieres, porqué llegaste aquí, a dónde vas y de dónde vienes. Diseccionarijuana la es disfrutable pero no es para todos. Imagino que muchas personas son engañadas en el intento de llegar a “la promesa” el otro lado del muro “el “sueño” y se quedan en el “lado b” otros les usan, son desechables. ASe puede disfrutar o se puede caer de ingenuo e inocente.

    Eso me hace pensar en es como el mito del burro disfrazado de zebra con dos oficios (uno más oscuro que el otro). Tijuana ofrece todo lo que está prohibido en USA y compite con precios de tercer mundo. Ofrece morbo y diversión como la hay, de tantas formas. Medicina, cirugías, dentista, spa-masages, cuerpos, sexo, alcohol. Y que es todo eso sino cultura. Cultura viva.

    Te puedes tomar la foto con el burro, comprar un poncho oaxaqueño y ponerte bien feliz consumiendo cerveza de a dólar, de paso comprar medicina sin prescripción en la última farmacia y cruzar todo eso, si lo sabes manejar. Si podes imaginar, sería fácil caer en su encantamiento, dejarte hechizar. Tijuana es un viaje astral. Se vive de noche y de día. No pude dormirla mas bien desperté dormido en sus hechizos. Traté de vivirla como un niño, maravillándome, viviendo como si fuera el último día y despertando como si fuera el primero. Tijuana ofrece todo eso, yo quería todo y me lancé.

    Tijuana está en movimiento y mi versión, es solo una más, no es absoluta, espero no sea otro cliché, otra sentencia más sobre una ciudad exquisita y complicada.


    Oaxaca


    Oaxaca

    Poetiando en San Cristobal, Chiapas

    Frontera sur: Mexico-Guatemala